Trigo en pausa y soja atrapada: el exceso de lluvias altera los planes agrícolas en la Argentina

Los excesos hídricos paralizan la cosecha gruesa y complican la siembra de trigo. El clima desafía al productor argentino en un momento clave de la campaña 2025.

soja
Cosecha de Soja bajo agua en la localidad de Gorchs, provincia de Buenos Aires. Gentileza: Tomás García Arias, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

La campaña agrícola 2025 transita semanas decisivas en condiciones extremadamente desafiantes. Mientras los productores intentan cerrar la cosecha de soja y maíz, los excesos hídricos dejan lotes intransitables, retrasan las labores y comprometen la implantación del trigo en las principales regiones productivas del país.

De acuerdo con el último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la siembra de trigo alcanzó apenas el 23,6 % de las 6,7 millones de hectáreas proyectadas.

La demora con respecto al promedio de los últimos cinco años se agrava y ya acumula 8 puntos porcentuales. En paralelo, grandes zonas agrícolas del país siguen con parte de la cosecha gruesa pendiente, bloqueada por la falta de piso y el exceso de humedad en los granos.

Las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos reportan anegamientos persistentes en campos clave y en muchas zonas, las sembradoras no pueden ingresar por el barro, mientras las cosechadoras esperan condiciones que no llegan. La situación se repite en el centro-sur de Santa Fe, el noreste bonaerense, el este cordobés y el oeste entrerriano. La superposición de tareas agrícolas se vuelve crítica.

Desde la BdeC advierten que la campaña atraviesa uno de los momentos más delicados de los últimos años, con riesgos operativos y económicos crecientes. Muchos lotes de soja de segunda no se han podido trillar y eso obstaculiza la preparación de los suelos para los cultivos de invierno. Los productores enfrentan una encrucijada: esperar mejores condiciones para finalizar la cosecha o forzar la siembra de trigo en campos sin terminar de liberar.

Córdoba marca el ritmo en una siembra a contrarreloj

Dentro de este escenario adverso, el Centro-Norte de Córdoba emerge como una de las pocas zonas con buen ritmo de siembra. En la última semana, esta región logró un avance de 34,7 puntos porcentuales, aprovechando una ventana de humedad superficial manejable.

Según los técnicos de la BdeC, los productores locales actuaron con rapidez para evitar que se cierre esa oportunidad, conscientes de que las lluvias podrían volver a complicar el panorama. En contraste, otras regiones del país no corren con la misma suerte.

En la región núcleo, uno de los epicentros productivos más importantes del país, la situación es crítica. El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR)destaca que las lluvias intensas del mes pasado dejaron más de 600 mil hectáreas de soja aún sin recolectar, con pérdidas puntuales por desgrane, brotado y problemas sanitarios.

El norte bonaerense y el sur santafesino presentan los mayores niveles de saturación hídrica.

En muchos casos, los productores no solo no pueden sembrar trigo, sino que aún esperan terminar de levantar cultivos estivales afectados por los excesos. La imagen que se repite en los reportes es la de máquinas frenadas, caminos colapsados y lotes embarrados.

La humedad como oportunidad y obstáculo a la vez

Los perfiles de suelo muestran una situación paradójica: el nivel de humedad es excelente para iniciar la campaña fina, pero al mismo tiempo esa condición impide avanzar. En muchos casos, los técnicos consultados por la BCR advierten que el agua acumulada no drena lo suficientemente rápido, sobre todo en suelos pesados o mal estructurados.

Según indica el reporte de la entidad rosarina, “estamos en un escenario de neutralidad del Pacífico, lo que implica mayor variabilidad, pero los modelos de pronóstico indican lluvias dentro o apenas por encima de lo normal para el trimestre junio-agosto”.

Eso podría dar cierta tranquilidad a futuro, pero no resuelve el problema inmediato. Mientras las lluvias no den tregua y las temperaturas no se mantengan estables, la ventana de siembra de trigo seguirá bajo presión y si se acorta demasiado, podría reducir el área efectiva del cultivo en varias regiones.

En simultáneo, el frío también juega su parte. Aunque no se prevén heladas intensas generalizadas, las condiciones podrían ralentizar aún más la emergencia del trigo ya sembrado.

El impacto oculto del exceso hídrico

Más allá del retraso agronómico, el costo económico que generan estas condiciones empieza a ser significativo. La logística agrícola se complica: los camiones tienen problemas para ingresar a los campos, se rompen caminos rurales y los contratistas deben reprogramar tareas a contrarreloj, lo que dispara los costos operativos.

Las cámaras de productores señalan que también se ve afectado el cumplimiento de compromisos comerciales. Las entregas pactadas de soja y maíz a puerto o a industrias procesadoras se demoran, lo que puede generar penalizaciones contractuales o recortes en primas de precio.

Los técnicos también advierten sobre un riesgo sanitario latente: en zonas donde el trigo ya emergió, las bajas temperaturas combinadas con exceso de humedad podrían favorecer enfermedades fúngicas en estadios tempranos. El monitoreo y el uso preventivo de fungicidas serán clave para preservar la sanidad de los lotes implantados.