Del deshielo al desastre: nuevas claves sobre el derrumbe del glaciar Birch en Suiza

El 28 de mayo de 2025, el pequeño pueblo suizo de Blatten fue casi completamente sepultado por una avalancha de hielo, roca y lodo tras el colapso del glaciar Birch. Este desastre, sin precedentes en los Alpes suizos, es una señal alarmante de los efectos del cambio climático en las regiones montañosas.

Glaciar Birch
La sonda OLI-2 (Operational Land Imager-2) en el satélite Landsat 9 capturó esta imagen de los restos de la avalancha en el valle del río Lonza el 29 de mayo de 2025, un día despues del colapso del glaciar Birch. Imagen: NASA

El 28 de mayo de 2025, a las 15:30 horas, el glaciar Birch, ubicado en el cantón de Valais, Suiza, colapsó repentinamente, desencadenando una avalancha masiva que sepultó aproximadamente el 90 % del pueblo alpino de Blatten. Afortunadamente, los 300 habitantes ya habían sido evacuados nueve días antes debido a señales de inestabilidad en el glaciar, lo que evitó una catástrofe humana mayor.

En solo 60 segundos, una enorme masa hielo, roca y lodo descendieron como una ola furiosa sobre el pueblo suizo de Blatten. El glaciar Birch, vigilado durante años por su inestabilidad, finalmente cedió. Lo que parecía una amenaza distante del cambio climático se convirtió en una avalancha devastadora que la ciencia había previsto, pero no se pudo detener.

La avalancha movilizó entre 3 y 9 millones de metros cúbicos de escombros, bloqueando el río Lonza y creando un embalse natural que amenazó con inundaciones adicionales. Una persona de 64 años permanece desaparecida, y las operaciones de búsqueda continúan en una zona aún peligrosa.

El evento fue tan poderoso que registró una magnitud sísmica de 3.1, siendo una de las mayores masas en movimiento registradas en la historia de Suiza. Este evento alerta a los especialistas que desde hace unos años alertan sobre signos de inestabilidad en glaciares de la zona alpina. Este hecho confirmó esos temores, tal como indica Earth Observatory.

Una tragedia anunciada

Investigadores del ETH Zurich han estado monitoreando el glaciar Birch durante años debido a su inestabilidad. En las semanas previas al colapso, se observaron múltiples desprendimientos de rocas desde el monte Kleines Nesthorn, que se acumularon sobre el glaciar, aumentando la presión y contribuyendo a su eventual colapso.

Rio Lonza
El colapso del glaciar Birch produjo que el río Lonza se embalse y aumente los daños sobre el pueblo de Blatten.

El derretimiento del permafrost, una capa de suelo permanentemente congelado que actúa como "pegamento" para las montañas, ha sido identificado como un factor clave en la inestabilidad de las laderas, ya que la masa de hielo comienza a deslizarse sobre ese suelo más inestable. El calentamiento global ha acelerado este proceso, debilitando las estructuras montañosas y aumentando el riesgo de deslizamientos y colapsos glaciales.

Este fenómeno no es aislado. En los últimos años, se han registrado eventos similares en otras regiones montañosas del mundo, como el colapso del glaciar Kolka-Karmadon en Rusia en 2002 y el colapso del glaciar Marmolada en Italia en 2022, ambos atribuidos al cambio climático.

Lecciones y advertencias para el futuro

El desastre de Blatten subraya la necesidad urgente de monitorear y evaluar la estabilidad de los glaciares y las montañas en regiones propensas al cambio climático. La implementación de sistemas de alerta temprana y la evacuación preventiva fueron cruciales para evitar una pérdida masiva de vidas humanas en este caso.

Además, destaca la importancia de la cooperación internacional en la investigación y el intercambio de datos sobre el comportamiento de los glaciares y el permafrost. Organizaciones como la NASA y el USGS proporcionan recursos valiosos para comprender y anticipar estos eventos. También es esencial que los funcionarios, como en este caso, apoyen sus decisiones en técnicos y especialistas.

Finalmente, este evento sirve como una advertencia global sobre los impactos del cambio climático en las regiones montañosas. La comunidad internacional debe intensificar sus esfuerzos para mitigar el calentamiento global y proteger a las comunidades vulnerables de desastres naturales cada vez más frecuentes y severos.